Monasterio de Montserrat

Montserrat no es solo el nombre de un monasterio, es también de su virgen y de su montaña... Pero es mucho más que un lugar; transmite algo especial. Cada vez que me acerco a la montaña siento que estoy en una gran obra de la naturaleza con una espiritualidad que hace reflexionar. 
Situada a unos 30 km de Barcelona, la silueta inconfundible de Montserrat se divisa mucho antes de llegar. Su perfil en forma de sierra ha dado nombre a la montaña y cada uno de sus picos, en forma de dedo señalando al cielo, tiene el suyo propio.




Montserrat nevada

Si ya hay quien se sobrecoge cuando ve la montaña desde lejos, más impresionante es llegar al monasterio. En coche se puede llegar desde Monistrol de Monserrat, a los pies de la montaña, o bien desde el Bruc, en la cara sur. El tren cremallera o el telesférico son medios de trasporte alternativos pero sin duda alguna, la manera más auténtica de llegar es a pie.


Plano del recorrido a pie de Collbató a Montserrat. En azul el camino que hice de ida y en naranja el de regreso.

Si quieres ir a pie recomiendo salir desde Collbató, en la cara sur de la montaña. El camino sale a unos 500m del municipio, por la calle que sale desde la iglesia. Se empieza muy fuerte, subiendo por una torrentera seca que parte la muralla depiedra. Tras este primer tramo, el resto es muy suave, con unas vistas espectaculares de la comarca. Poco antes de llegar al monasterios pasaremos por la ermita de Sant Miquel, y es que Montserrat está repleto de pequeñas ermitas y lugares especiales.
Sorprende llegar a la esplanada del monasterio y descubrir la fachada moderna del monasterio, monolítica, como si fuese de una sola pieza… y es que el monasterio ha sufrido en sus propias piedras el paso de los siglos.

El origen es incierto y seguro que siempre ha sido un centro espiritual de la gente de su alrededor. La leyenda indica que el 880 apareció la imagen de la virgen pero los estudios de la Moreneta la datan hacia finales del siglo XII.


Seguramente desde el siglo IX estaría habitada por distintos ermitaños. En el 945 se data la fundación del monasterio cercano de Santa Cecilia y en el 1025 funda el de Montserrat el Abat Oliba, obispo de Ripoll y figura preeminente de la expansión cultural de la Cataluña del siglo XI. Hasta el 1410 dependía del monasterio de Ripoll, pero poco después pasó a manos de una comunidad benedictina de Valladolid.


En 1490 los monjes instalan una imprenta e inician una actividad editora que llega hasta la actualidad, convirtiéndose en la editorial más antigua del mundo.
En 1493 Bernat Boïl, antiguo ermitaño de Montserrat, acompaña a Colón a América; de ahí que una de las islas de las Antillas tenga el nombre de Montserrat.
La guerra del francés hace mella en el monasterio, que es arrasado e incendiado en un par de ocasiones, perdiéndose gran parte de su valiosa biblioteca. La desamortización de Mendizabal también le afecta hasta que en 1844 se instala una nueva comunidad benedictina.
De los edificios originales apena queda nada, solo un fragmento del claustro gótico y poco más. 


A mediados del siglo XIX se inicia la reconstrucción del monasterio que recibe los impulsos de la celebración del milenario del monasterio (1880) y la proclamación de la Moreneta como patrona de Cataluña (1881). El arquitecto Puig i Cadafalch participa en la restauración del recinto que se termina  en 1901 (fachada interior) y 1949 la fachada exterior.

Durante la Guerra Civil los monjes tienen que abandonar el monasterio durante los años de la guerra mataron a 23 de sus monjes. 

Hoy en día la comunidad del monasterio la componen más de 80 monjes y su escolanía (escuela de canto de los monaguillos del convento) goza de gran prestigio y reconocimiento.


Como ya dijimos, llama la atención la fachada moderna del monasterio, en cuyo pórtico podemos contemplar varias tumbas de alabastro de los siglos XVII y XVIII. Un lugar especial para mi es el patio interior del monasterio, con su suelo de mármol, parece que está señalando el centro del mundo.




El interior de la basílica es de un barroquismo bizantino exagerado, lleno de lámparas y dorados a la moda de finales del siglo XIX. Es una tradición entrar al camerino de la Virgen por una escalera con mosaicos espectaculares y desde allí confirmar que la espera ha merecido la pena.



Su museo y su entorno merecen la pena, pero de eso ya hablaré más adelante.

Señalar que aquellos que quieran subir a pie la montaña, pueden regresar siguiendo el Vía Crucis, llegar a la Santa Cova, la ermita construida sobre la cueva donde se encontró la Moreneta y de allí seguir por un pequeño camino de cabras hasta Collbató, cerca de las cuevas de Salnitre. 

Y si queremos comer por la zona recomiendo el restaurant Vinya Nova, entre Collbató y el Bruch. Tienen menús fijos a base de platos típicos de la zona, embutidos y parrilladas de carne acompañadas de tradicional porrón de vino y moscatel que bien seguro os gustará.


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