El convento de Vallbona de les Monges se encuentra situado en la comarca del Urgell, a poco más de una hora de camino desde Barcelona, es el más pequeño de los 3 monasterios de la Ruta del Cister, junto Poblet y Santes Creus.
Quizás sea la primavera la mejor época para visitar el monasterio de Vallbona de les Monges y el resto de la comarca del Urgell. Todo el campo está verde, los cereales ya empiezan a estar crecidos, abundan las amapolas y el paisaje es agradable y sorprendente... nada que ver con el verano, un verdadero secarrál.
Como desconocía la comarca, dediqué un día a descubrir una pequeña parte de sus rincones. Existen varias opciones para ir allí; yo elegí la A2, saliendo en Tàrrega para poder visitar otros municipios con gran interés, Verdú y Guimerà.
Quien quiera visitar el monasterio que tenga en cuenta que el horario de visitas es bastante reducido; los días festivos de 12:30 a 13:30h y de 16:30 a 18:45h. Cada media hora hay una visita guiada que, por 7,5€, te enseña el claustro y el interior de la iglesia y la sala capitular. El mismo guía comentó que está previsto inaugurar un museo del monasterio con buena parte de sus obras más importante... pero con la cantidad de recortes presupuestarios creo que va para largo.
Desconocía la historia del monasterio y me pareció bastante curiosa. Se fundó en 1153, cuando un grupo de ermitaños que vivían en la zona se agruparon alrededor de Ramón de Vallbona para construir un monasterio al amparo de la orden de San Benito.
En un primer momento era un monasterio mixto, donde convivían hombres y mujeres, pero en 1175 se marcharon los hombres para fundar otro monasterio y Vallbona pasó a ser un monasterio femenino; su primera abadesa, Oria Ramírez, procedente del monasterio navarro de Tulebras, ahora si, bajo la orden del Cister.
Pronto el monasterio sirvió de impulso económico de la zona al introducir nuevas técnicas agrícolas que permitieron cultivar el valle; pasó de llamarse la Vall fosca (el valle oscuro) a la vall bona (el valle bueno).
Poco a poco empezaron a recibir propiedades y donaciones, sobre todo como dote de las novicias, todas ellas de la alta nobleza, dinero y prestigio que le permitió ir construyendo el actual convento.
Con el Concilio de Trento (1545 - 1563) el monasterio estuvo a punto de desaparecer. Uno de los acuerdos del Concilio fue el de prohibir los monasterios femeninos aislados; todos tenían que estar en un núcleo de población para evitar que las monjas fueran asaltadas. El monasterio de Vallbona estaba aislado y el riesgo de ser clausurado fue real, hasta que a la abadesa se le ocurrió donar parte de las tierras de alrededor a nuevos colonos para que edificaran allí sus casas; así se creó el municipio de Vallbona de les Monges.
Los siguientes siglos son de declive general. Las guerras y los conflictos económicos con Poblet son los protagonistas.
Lo que la desamortización de Mendizabal no destrozó lo hizo la guerra civil, uno de los pocos periodos en los que las comunidad de monjas tubo que abandonarlo.
Afortunadamente hoy en día el monasterio está completamente restaurado y en el viven una comunidad de 9 monjas que se dedican a la vida contemplativa y a la elaboración de cerámica tradicional.
La visita del monasterio se inicia en el claustro. Llama la atención su forma trapezoidal y como cada uno de sus lados es de un estilo diferente ya que se edificaron a lo largo de 4 siglos. El ala sur, del siglo XII, es la más antigua. En este tramo se aprecia la austeridad del Cister, con los capiteles lisos, sin apenas decoración.
En el tramo oriental, del siglo XIII, los capiteles ya están decorados con motivos vegetales, pero destacan los rosetones de ocho radios.
El ala norte es plenamente gótico, del siglo XIV con unas columnas esbeltas y ricamente decoradas, que contrastan con el ala occidental, del siglo XV, en un neorrománico poco frecuente ya que a la madre abadesa de la época no le gustaban los estilos arquitectónicos imperantes y decidió volver al austero románico.
Desde el claustro se aprecia perfectamente tanto el campanario como el cimborrio, góticos, de gran belleza.
Desde el claustro se accede a la Sala Capitular, con su gran portalada gótica y las tumbas de las abadesas más relevantes. Desde la propia Sala Capitular, a través de una pequeña puerta, se accede al interior de la iglesia.
La iglesia, en planta de cruz, está edificada a caballo del románico y el gótico. Como la mayoría de las iglesias del Cister destaca por su sobriedad (apenas hay decoración) y el ábside de planta cuadrada.
Separada con una reja podemos ver la zona de clausura y su moderna sillería.
Esta iglesia, al igual que Poblet y Santes Creus, sirvió de panteón real ya que allí descansan los restos de Violant de Hungría, la esposa de Jaume I y su hija Sancha de Aragón, fallecida en Tierra Santa durante una peregrinación.
Alrededor del claustro hay varias capillitas, una de ella con los restos de lo que fue una decoración muy florida, dedicada a San Cristóbal, y otra con una hermosa imagen de la Virgen.
Por lo demás, el pueblo no tiene gran cosa más, pero merece la pena pasear por los alrededores y visitar sus pequeños pueblos. Para comer, recomiendo L'avi Siscu en Ciutadilla, entre Guimerà y Vallbona de les Monges.